viernes, 26 de agosto de 2011

Alpiste para los pájaros

Hace pocos días me llegó una noticia extraña, en la que se aseguraba que el alpiste, disuelto en agua y tomado cinco veces al día, tenía propiedades mágicas contra el colesterol malo.

Dado que gracias a mis abuelos (lo dos que tenían mi mismo nombre) heredé una fascinación por encontrar el por qué de las cosas, me senté a pensar cómo esta cura milagrosa podría efectivamente hacer aquello de lo que se anunciaba y entendí que, si de pronto funcionaba, los efectos colaterales del uso de esta droga casera no podrían ser benéficos para el organismo.

Desde el principio el concepto es discutible. Algunos pueden decir, que si acaso ha visto a muchos canarios que sufran de colesterol. Lo admito, nunca los he visto. Tampoco he visto gallinazos con ese mal, y no por eso salgo a comer carroña cada vez que puedo.

Pero el uso de una semilla tan dura como el alpiste por lo menos debería seguir un proceso de ablandamiento que garantice que no nos va a perforar los intestinos o a convertirse en algo peor dentro de nuestro organismo.

Pero la cosa no para allí. He encontrado en internet una gran variedad de historias y beneficios de lo que hace el alpiste. Tal vez esté mal yo en el uso de esta cura milagrosa, pero no me deja tranquilo lo que puede hacer con nosotros.

Empezaríamos por levantarnos en la mañana cantando y despertando a nuestro vecindario con nuestro trino matutino, no propiamente en twitter. Es posible que esto denote felicidad, amor por la vida, ganas de trabajar, pero para nuestros vecinos no será tan agradable.

Más adelante tendríamos que cambiar nuestros periódicos "peródicamente", y no porque cambien las noticias, sino porque se empezarán a ver mal en nuestra jaula cuando empecemos a hacer de nuestras zullas.

Terminaríamos haciendo reuniones con nuestros amigos alpisteros, colgados de algún cable telefónico para que nuestras zullas caigan libremente en el asfalto, en estatuas de parque o en desafortunados transeúntes quienes se sentirán felices porque les dimos "suerte".

Definitivamente puede que este tipo de remedios tengan alguna base científica y sirvan para algo, pero prefiero los remedios lógicos: bajarle a los fritos, bajarle a los excesos, hacer más deporte y vivir y comer sanamente.

Así, se puede garantizar en gran medida que no se rían de nosotros por comer alpiste.

Un abrazo,

Vlgorodo

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