martes, 30 de noviembre de 2010

¿Vale más el bienestar común o el particular?

En Colombia nos estamos especializando en armar peleas que generan mucho ruido, pero finalmente no sirven para nada.


El botón más grande es el caso de las supuestas chuzadas, que parece tienen mayor implicación que el robo descomunal y descarado que ha desangrado a Colombia por culpa de la corrupción.

Y es que más de 450 billones (millones de millones) de pesos se han perdido por el serrucho, la comisión, el “cvy” y tantos nombres que se le han dado a la corrupción, de igual forma como los guerrilleros se cambian de nombre para justificar sus atroces crímenes.

Qué tanto nos ha costado el tema mediático de las chuzadas, comparado con las verdaderas consecuencias pudo tener un hecho que todavía no nos han contado completo (ninguna de las partes).

Cuánto ingreso (o costo) puede generarme que hayan oído a Piedad Córdoba, o a Gustavo Petro, sobre lo que querían o no comer en la noche, comparado con los costos que hemos tenido que soportar con los huecos y obras mal planeadas que generan trancones, acaban negocios y matan de stress a toda una población.

Cuánto he perdido porque a los de la Corte Suprema de Justicia les pusieron un micrófono y grabaron ciertas decisiones. Sí he perdido, por el contrario, con el famoso supuesto 6% u 8% pagado a los Moreno por la entrega de obras que empiezan, no se terminan, pero se siguen pagando religiosamente.

Lo que pido es que se priorice y se ponga por encima el bien común del particular, diferente de lo que se está haciendo ahora, porque los miembros de la Corte Suprema de Justicia, supuestamente son víctimas. Que se aceleren las investigaciones de corrupción, no sólo en Bogotá, sino en todo el país, para recuperar algo de esos más de 450 billones de pesos que mucha falta nos hacen en estos momentos de invierno implacable, donde hay millones de damnificados, a los cuales no les importa quién oyó o no oyó a quién, sino, que les llegue una ayuda que se les ha sido cruelmente despojada y hay poca o ninguna voluntad política para que sea restituida como debe ser.

Nuevamente el bienestar particular se impone al bienestar común. ¿Qué habrán aprendido estos señores de la Corte Suprema de Justicia en su universidad? La justicia está al revés.

Saludos,

Vlogordo

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