En el último suceso mundial, acompañado de no pocos impactos mediáticos, 33 mineros atrapados 70 días en una precaria mina de cobre y oro en Chile, fueron rescatados de la tierra de una profundidad mayor a los
Al salir, han sido recibidos como héroes y tratados en todo el mundo como tales.
Es cierto que durar 70 días enterrados en vida, en una situación por lo menos traumática y desoladora, debe ser impresionante y tener el talante y la fuerza mental para resistir esa situación, es admirable y digna de ser reconocida.
Sin embargo, los verdaderos héroes que analizaron la situación, que invirtieron tiempo, trabajo, sudor y plata para encontrarlos y rescatarlos, no han tenido la difusión y reconocimiento suficiente que se merecen estos verdaderos héroes.
Sabemos, por ejemplo, el apellido de la primera persona que salió el 13 de octubre, un señor Ávalos, pero no conocemos el nombre de la persona o personas que manipularon las máquinas que permitieron encontrar el 22 de agosto el sitio exacto donde se encontraban resguardados los mineros.
También sabemos y hasta se nos ha grabado en la memoria, el nombre de Mario Sepúlveda, que salió de allí como si hubiese entrado el día anterior, con una energía estupenda y especial, pero no sabemos el nombre de la persona voluntaria que se preocupó por establecer una comunicación directa con los mineros, y que les dio a ellos y sus familias mayores razones para una esperanza que se materializó ese día 13.
No conocemos los nombres de las personas que manipularon la máquina perforadora que por fin el día 17 de septiembre rompió las paredes del taller convertido en refugio, y los responsables de realizar un hueco más grande para que finalmente el 9 de octubre pudieran crear una solución para sacar de la tierra estas 33 vidas.
No sabemos quién fue el que diseñó la cápsula Fénix, que trabajó sin descanso durante más de 22 horas, para sacar de allí a todos los que ese trágico 5 de agosto fueron tragados por la tierra y por la avaricia de algunos que juegan con la vida de las personas para beneficio propio.
Así debe haber miles de héroes, que saldrán de la mina San José a continuar con su anonimato, pero con la satisfacción de haber salvado 33 almas, lejos de las cámaras y lejos del bullicio que ha generado en todo el mundo este hecho.
Conocemos sí el nombre de uno de los héroes, Manuel González, que mientras unos querían salir, otros arriesgaron su vida para garantizar que ellos salieran de la mejor manera, entrando a lo profundo de la mina sin saber siquiera que llegaría con vida al fondo, o más aún, que pudiese salir como los mineros que estaba rescatando.
Como él fueron 5 rescatistas más, de los que no conocemos sus nombres, ni si tienen familia, pero arriesgaron sus vidas en forma heroica.
La vida no es justa, y los hombres cada día hacemos más por darle razones a esa frase para perpetuarse. Por eso, este escrito hace un reconocimiento a esas personas, que no conozco, pero que para mí son los verdaderos héroes del desierto de Atacama.
Un saludo,
Vlogordo
Me incluyo... ¡cualquiera fue feliz viendo el RESCATE MINERO!
ResponderEliminarPero, ¿sabe USTED cúantos mineros murieron en socavones, en COLOMBIA y en el MUNDO, en los 2 meses y pucho que demoró el cuento chileno. ¡Averígüelo Vargas!
Muy chévere que en CHILE, horadado hasta los tuétanos por los esquilmadores coloniales de tesoros, este hecho sirva para legislar medidas dignas a favor del los hombres para los que todo día es noche.
Pero, nueva imagen explotada en gas grisú desde la última pieza de mi casa donde me hundo atrapado... ¡TREMENDO SHOW MEDIÁTICO DONDE MÁS DE UN ENTE SALIÓ CON LA BOLSA LLENA!
Aunque, eso sí, la salvación de este grupo HUMANO, es un mínima prueba (un mero TRIS) de que "LA CIENCIA PUEDE ESTAR AL SERVICIO DEL HOMBRE".
Pero, fue una mera golosina, temporal, porque hoy madrugamos a lo mismo, a ver el sino de este PLANETA (proyecto inconcluso y fallido): ¡LA CIENCIA AL SERVICIO DE LA MALDAD!
Y, me duelo de no haberme avispado: en ese desierto MINERO, donde se apiñaron más de 1.500 comunicadores de la basura mediática, yo hubiera ganado un BILLETE grande vendiendo chicha con empanadas.
Es cierto. Además, estas cosas pasan todos los días, como lo vi en un reportaje a un bombero de la zona. Gracias por el comentario....
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