No voy a sacar conclusiones, no voy a emitir juicios. Sólo voy a presentar hechos que parecen tener conexión y que son, por lo menos, sospechosos.
En los 80’s, cuando a los rusos les dio por invadir un peladero lleno de nada en Afganistán, un joven Osama Bin Laden se unió a la causa de echar de ese país a los infieles, unas personas que además de ateos, eran comunistas.
Como estábamos en plena guerra fría, los gringos estuvieron felices de apoyar económica y militarmente a Osama y toda su organización, por el simple hecho de joderle la vida a los comunistas.
Finalmente ganaron los musulmanes, por ende, los gringos y Osama quedó como un héroe ante su pueblo, pero sin nada qué hacer.
No supimos nada más de Osama, hasta finales de los 90’s, cuando le declaró la guerra a los dirigentes, militares y ciudadanos de los Estados Unidos y por alguna razón, nadie le creyó. Juró matar a la mayor cantidad de estadounidenses que pudiera, en donde estuvieran y de la forma que pudiera.
Para que lo tomaran en serio, atacó dos embajadas de Estados Unidos en África y después un barco del mismo país, matando 12 marinos y despertando la furia de los Estados Unidos, por lo menos ante las cámaras.
Después de esto, se esperaría una fuerte guerra contra Osama y acabar con los responsables de tantas muertes inocentes y a mansalva.
Pero no pasó nada. Nadie buscó a nadie y a nadie cogieron.
Después subió George Bush hijo a la presidencia de los Estados Unidos, el 20 de enero de 2001. Un presidente con familia petrolera y grandes contactos entre los árabes.
Nueve meses después, el peor ataque terrorista que se realizó en suelo estadounidense golpeó las torres gemelas en Nueva York. Un ataque ideado aparentemente durante años, que se materializó con una preparación previa de seis meses de los perpetradores.
Una persona que aparentemente tenía tanto odio por Estados Unidos y sus ciudadanos, que quería matar la mayor cantidad posible de estadounidenses ideó un plan para matar mucha gente, antes de empezar la jornada laboral. No lo hizo de noche, porque sus pilotos inexpertos no podrían atinarle a nada de noche. Pero si hubiese querido tener el mayor número de bajas, hubiera hecho el ataque a media mañana, o a medio día, o a media tarde. ¿Pero antes de empezar la jornada laboral?
Después lo buscaron por cielo y tierra, más tierra que cielo, porque aparentemente andaba escondido en cuevas en Afganistán.
Entonces empezó la invasión de Afganistán. Lo que una vez ayudaron a evitar en los 80’s, los dirigentes y militares de los Estados Unidos lo hacían ahora con el pretexto de buscar a uno de los mayores terroristas que haya nacido en esta tierra.
Pasaron más de nueve años y nada pasó. Bush no fue capaz, y Obama tenía que acabar con un mito un problema que no le dejaba salir de Afganistán, porque muchos políticos y ciudadanos pensaban que salir de allí, sería perder la guerra contra el terrorismo. En Iraq, ya habían apresado a Sadam Husein y perfectamente pueden salir de allí. De hecho, ya empezaron la retirada. De Afganistán también la empezaron, pero se necesitaba una razón más poderosa que tranquilizara a todos en los Estados Unidos.
Y la encontraron: Dieron de baja al mayor demonio para ellos, los estadounidenses, en una operación con pocos militares, con algunos helicópteros y con un cuerpo que convenientemente no pueden mostrar y fue tirado al mar.
Como lo dije, no voy a sacar conclusiones. Quien lo quiera hacer, que lo haga. Aquí están los hechos y las conclusiones, las saca quien lo lee, no quien lo escribe.
Saludos,
Vlogordo